Quiero también y espero que nos estén mirando desde arriba, dedicar este blog a mis suegros: Justa y Fernando.
Yo llegué la última de las nueras, entré y me llevé lo mejor de vosotros, de vuestra compañía, de vuestro carácter y también lo peor, os fuisteis y os echamos mucho de menos.
Conocí a Fernando, un santo varón, enfermo pero con un ánimo envidiable. ¡Era un paciente ejemplar!. Gracias porque aunque seguramente tu intención nunca fue enseñarme, yo sí aprendí mucho de ti mientras depositabas tu confianza en mi.
Conocí a Justa, una madre buenísima, cariñosa, guapa, sí a pesar de su edad era guapa, esos ojos tan azules y contemplando a los nietos más pequeños, Matilde y Guillemo mirábamos a ver si salían con tus ojos, no pudo ser. Con esa seriedad que la caracterizaba.
A los dos les doy las gracias por el cariño que me profesaron y ¡con qué amor! miraba Justa a Guillermo y tú, Fernando, sin poder verle, al menos podías escucharle llorar y tocar sus manitas, le llamabas el "muñeco" cariñosamente.
Desde aquí os quiero dar las gracias y deciros que me acuerdo de vosotros y que siempre estaréis en nuestros corazones.
Un beso.